miércoles, 23 de septiembre de 2009

Aprovechando la coyuntura

Debido al gran éxito de la selección española de baloncesto en el último Europeo, me ha venido a la mente un tema que desde principios de verano había oído comentar en algunas retransmisiones deportivas.

El caso es que en determinados deportes estamos deslumbrando al mundo con nuestra proliferación de medallas, mientras que en otros cada vez es más complicado encontrar gente que quiera practicarlo; lo curioso es que en los primeros deportes también hay problemas para encontrarla, y cuando hablo de gente me estoy refiriendo a jóvenes de entre 12 y 18 años.

Lo siento si me pongo algo melancólico al recordar mi tierna infancia, pero creo que es bueno aportar diferentes puntos de vista; cuando yo estaba en el colegio y practicaba deportes, como el baloncesto, el judo o el fútbol, para mí era algo entretenido y cuando llegaba el momento de entrenar o jugar partidos, era mi prioridad. En mi caso he de decir que entrenaba 3 días a baloncesto (L-X-V), dos días judo (M-J) y tres a fútbol (L-X-V, justo después del baloncesto), además de jugar los sábados y domingos (ojo, había ocasiones en que jugaba ambos) la liga de baloncesto.
Lo curioso es que nunca tuve que faltar a un entrenamiento porque tuviera examen al día siguiente, ni porque tuviera un cumpleaños, ni mucho menos porque quisiera salir de marcha el viernes por la noche.
Y en mi caso puede ser entendible porque no me gusta salir por las noches, pero el resto de personas que jugaban conmigo hacían lo mismo: primero entrenar y después salir de fiesta, y nadie refunfuñaba porque el entrenamiento durara hasta las 19:00 (sí, esa era la hora a la que acababa el entrenamiento).

Pero ahora es distinto: lo principal es salir con los amigos de fiesta, aunque sea miércoles, o ir a un cumpleaños de un amigo los viernes. Y ya si hablamos de exámenes, mal lo llevamos porque es excusa constante para faltar a los entrenamientos (curioso cuando menos si decimos que ahora lo normal es entrenar 2 días).
Y en este punto les planteo una pregunta a los padres: ¿la hora y media que se ahorra su hij@ al no venir a entrenar la va a emplear íntegramente en estudiar el examen DEL DÍA SIGUIENTE? La respuesta es clara y evidente: NO.
Claro está que los padres también tienen parte de culpa en este comportamiento haciendo que sus hijos no se habitúen a una disciplina de equipo con acciones que para ellos son muy "normales": sacar al niño a mitad del entrenamiento porque le viene mal esperar hasta el final... faltar a partidos porque se van a la casa de la sierra... y ni que decir tiene cuando encima se permiten el lujo de malmeter llenándole la cabeza de pájaros a sus hijos.

Entiendo que los padres quieran tener de vez en cuando unas vacaciones yéndose a algún sitio un fin de semana, pero para eso existen los calendarios de partidos donde se ven, con muchos meses de antelación, cuando hay fines de semana vacíos en los que el equipo no juega. Aunque también existen equipos que no juegan liga, lo que les vendría mejor a estos padres ociosos y beneficiaría a sus equipos, que podrían buscar jugadores que SÍ quisieran jugar los sábados.

Y en esto radica el problema fundamental del deporte español, que ahora mismo no se aprecia porque todavía quedan generaciones buenas que mantienen el nivel alto, pero en 10 ó 20 años se verán las consecuencias de este modelo de educación.
Resulta curioso ver cómo hace quince años la prioridad para la mayoría de los chavales de entre 12 y 17 años era pasarlo bien con sus amigos, fundamentalmente haciendo actividades extraescolares (fútbol, baloncesto, boxeo, pintura, skate-board...) mientras una minoría priorizaban el botellón y las discotecas a lo demás.
En cambio ahora la situación ha dado un giro de 180º, siendo la mayoría de los chavales los que ansían la llegada del viernes para poder salir por las noches a beber a los parques o a bailar en las discotecas.

Indirectamente este cambio en la educación repercute en valores fundamentales como el sacrificio o el esfuerzo, pasando ahora a chavales que tienen todo lo que quieren (internet, móvil, ropa, moto, dinero para salir TODOS los días...) y que priorizan la juerga a cualquier cosa que requiera un cierto sacrificio:
-Si estar en un equipo de fútbol significa que tengo que estudiar por la noche y no puedo ver mi serie favorita de la tele.... LO DEJO.
-Si tengo que entrenar a baloncesto por las tardes mientras mis amigos están en el parque haciéndose fotos... LO DEJO.
-Si tengo que jugar los sábados por la mañana y por eso tengo que volver antes a casa los viernes... LO DEJO.
-Si tengo que hacer diez ejercicios de matemáticas cuando podría estar hablando por el messenger... LO DEJO.
-Si tengo que entrenar 3 días a la semana y por eso no me da tiempo a subir mis fotos al Tuenti, Facebook o la madre que los parió... LO DEJO.

No es que yo sea un cerebrito, ni tampoco que todo el mundo que jugaba en mi equipo fueran unos superdotados, pero a todos nos daba tiempo a hacer los deberes, a estudiar los exámenes y a ver la tele, jugar a la consola, navegar por internet... claro está, media hora cada cosa y no todos los días, porque si un día no te daba tiempo a meterte en internet no parecíamos yonkis con el mono por no poder ver si alguien había comentado nuestra última foto (que es idéntica a otras 4000 que hay colgadas).

Y como dato que aporto a este estudio, decir que cuando yo jugaba en el colegio a veces había problemas para completar algún equipo (en mi caso, tuve que jugar en una categoria superior porque de mi edad no había nadie más) pero no era lo normal, ya que la gente que empezaba a temprana edad se mantenía hasta el final.
Lo curioso es que ahora los equipos grandes (me refiero a clubes deportivos, no a colegios pequeños que no siquieran pueden sacar equipos) también andan escasos de jugadores y tienen que poner anuncios en internet intentando captar gente; sobra decir que al final entra gente que hace diez años no entraría ni por asomo, lo que pasa es que a falta de pan, bueno es cualquiera al que le valga la equipación.

Supongo que en este tema cada cual tendrá una visión distinta, pero lo único que he hecho es expresar una opinión, no dar un juicio o una sentencia, ya que nadie tiene el poder de la verdad y cada opinión es admisible.
Porque yo veo el verde y, como mucho, el verde clarito y oscuro, mientras que hay gente que ve el verde pistacho, verde melón, verde limón, verde limón amelonado, verde melón alimonado, verde ciruela del bosque Titipapa, verde serpiente del lago Tatare, verde serpiente del bosque Tatare con un limón en la cabeza...

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