martes, 16 de julio de 2013

La máscara del presente que esconde la cruda realidad del futuro

El domingo pasado la selección española sub-20 de baloncesto femenino se proclamó campeona del Eurobasket, en gran parte gracias a la aportación de Astou Ndour, nombrada mejor jugadora del torneo con unos promedios 17 puntos y 10 rebotes en 26 minutos de juego.

Alguno podría pensar que tampoco es un peso excesivo dentro del equipo, pero en los tres partidos en los que España pasó apuros para ganar (Eslovaquia en la 1ª fase, Turquía en semifinales e Italia en la final), la jugadora nacida en Senegal superó los treinta minutos de juego; no quiero que se malinterpreten los últimos artículos y se vean como un ataque xenófobo, nada más lejos de la realidad.

Pero cuando se venden falacias baratas con tanto éxito populista no puedo sino rebelarme, porque el oro del equipo senior se debió a Sancho Lyttle y el de la sub-20 a Astou Ndour, jugadoras que marcan la diferencia; lo curioso del asunto es que estas dos jugadoras probablemente nunca puedan jugar juntas en la selección española por el hecho de ser ambas nacionalizadas, siendo el mismo caso que el de Vanessa Blé (Costa de Marfil) con la que tampoco podrán compartir selección.

¿Para qué se han nacionalizado tantas jugadoras si no podrán jugar juntas en la categoría que de verdad importa? Porque no nos engañemos, queda muy bonito en el currículum del presidente o director técnico de turno, pero las medallas de las categorías inferiores no valen un comino en el bagaje final de un país.

Casos distintos son los de Nogayo Lo (1996), Iho López (1997) y Umo Diallo (1997), las cuales, aunque de procedencia africana, nacieron todas ellas en España, han jugado desde siempre con la selección española y en el futuro podrán jugar juntas en el equipo senior.

Recientemente se ha vivido una cierta polémica con el caso Ibaka-Mirotic, siendo éste último el que ha puesto en jaque a la federación al insinuar que si no va a ser la primera opción, jugará con Montenegro, lo cual me hace ver que tampoco es que se sienta muy "patriota" (aunque él haya querido aclarar esto al decir que ha jugado dos europeos sub-20 con España, uno de ellos lesionado).
¿Quizá haya tenido algo que ver en el descarte de Mamadou Diop en la selección sub-20?
Porque sería un poco frivolidad descartar a un jugador de 2,05 a no ser que quizá la gente, al verlo por televisión, se preguntara para qué iba ese jugador a la selección si no podría jugar en la absoluta al haber nacido en Senegal, igual que su hermano Ilimane que sí irá convocado con la sub-18 y que es el gran referente en el juego interior del equipo.

En conclusión, queda muy bonito el cuadro de trofeos al final de cada verano con las medallas conseguidas gracias a jugadores nacionalizados en edades cadetes, los cuales tendrán que buscarse otra selección si quieren seguir jugando al máximo nivel.