martes, 1 de marzo de 2011

El "Gran Hermano" de los banquillos

Un par de temporadas atrás se firmó un convenio de colaboración entre la federación de baloncesto (FEB) y las televisiones que tenían los derechos de retransmisión de las distintas competiciones para que se pudieran colocar cámaras y micrófonos en los banquillos durante los tiempos muertos.

Ya desde el principio surgieron problemas con algunos entrenadores (por ejemplo, Aíto García Reneses) que no permitían que las cámaras se acercasen a su banquillo durante los tiempos muertos, lo cual conllevó, según los propios comentaristas de televisión, quejas por parte de las televisiones y alguna que otra sanción por el lado de la federación.

Además no resultaba extraño que en determinados equipos, o en determinados momentos importantes de los partidos, fueran los propios jugadores que estaban de pie (haciendo un corro alrededor del entrenador) los que tapaban a las cámaras para que pudieran grabar al mismo tiempo que evitaban de ese modo posibles sanciones.

El último "incidente" se produjo en la pasada Copa del Rey cuando Prigioni, base del Real Madrid, se avalanzó sobre un técnico de sonido que se encontraba detrás del banquillo, afortunadamente sin consecuencias; curiosamente días antes Ettore Messina, entrenador del equipo blanco, se había quejado amargamente de la presencia de las cámaras en los banquillos puesto que consideraba una "violación de la privacidad e intimidad" de los equipos.

Analizando la situación fríamente podemos encontrar ejemplos en los que sí están presentes las cámaras durante los tiempos muertos (balonmano, fútbol sala, hockey patines, hockey hierba, waterpolo...) e incluso durante el partido (fútbol americano), aunque también hay excepciones (fútbol, rugby, artes marciales...).

Por un lado estoy de acuerdo en que la presencia de las cámaras no es grata en momentos tensos del partido, como por ejemplo cuando un entrenador "abronca" a un determinado jugador, porque eso deriva siempre en el morbo más rancio que trae consigo "polémicas de aire".
Tampoco creo que a los entrenadores les guste que sus rivales puedan tener imágenes claras de las tácticas que usan en una situación concreta porque el aspecto "scouting" adquiere una nueva dimensión.

Sí que es cierto que como aficionado al deporte, y en algunos con una mayor proximidad a la figura del entrenador, me resulta muy atractivo y productivo el hecho de poder aprender de los entrenadores más laureados su manera de afrontar las charlas con los jugadores y la "psicología" de unos y otros.

El debate está en las canchas y cada uno es libre de actuar como quiera, pero si tus "jefes" firman un contrato con las televisiones... entonces no puedes regirte por la ley de la selva (otro tema distinto es por qué una federación firma un contrato que disgusta a la mayoría de los entrenadores...).

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