miércoles, 29 de julio de 2009

Idolos con pies de barro


Quiero empezar hoy con un tema que por lo menos a mí me parece interesante de comentar, y sobre todo porque este asunto es atemporal, no entiende de religiones, culturas o políticas.


¿Cuántas veces hemos visto grandes personajes mundiales, incluso históricos, caer a lo más hondo de la desgracia? ¿Cuántos personales carismáticos han caído en el olvido con el paso del tiempo? ¿Cuánta gente famosa ha terminado su carrera, artística o personal, deambulando por programas de televisión o vendiendo incluso sus recuerdos más preciados para poder seguir viviendo?

Todas estas preguntas tienen la misma respuesta: MUCHAS


Podemos empezar por un personaje que marcó época, que se podría decir que cambió el estilo de música mundial, que rompió barreras con su forma de cantar, de actuar, y sobre de bailar, más concretamente, de mover la pelvis. Efectivamente, hablo del gran ELVIS PRESLEY; un personaje que sale de la nada con su peinado fuera de lo común en una época en la que abundaban los cortes militares, con su manera de cantar dejando embobados a su público al tiempo que volvía locas a las quinceañeras con su forma de bailar. Y fue eso lo que rompió moldes, lo que llevó a determinados jueces a prohibirle ese tipo de movimientos bajo pena de ser detenido ya que consideraban "inmorales" aquel tipo de bailes.

Y eso es lo que le hizo grande: continuar con sus canciones que hoy en día hasta los más jóvenes conocen, ya sea en la versión original o en una remezcla para discotecas, manteniendo su forma de bailar y su manera actuar encima de un escenario. Y tan grande era, que a pesar de que millones de personas intentan a diario imitarle en algún casino de Las Vegas hasta el punto de ser una copia casi exacta de él, nadie tiene ese "algo" que le hacían insuperable.

Como dato impresionante de su carrera musical (porque la cinematográfica es mejor no comentarla) se estima que desde 1980 Elvis ha vendido, incluso después de fallecido, cerca de 1000 MILLONES de discos.

Pero siempre hay un final, y casi siempre trágico, para estas estrellas: los excesos alimenticios y la dependencia de las drogas le llevan a una espiral de sobrepeso y escenas casi irrisorias de Elvis sobre los escenarios, donde apenas puede recordar las letras de sus canciones y su cadera, otrora un reclamo para la locura, chirría como un tractor viejo.


Otro caso similar podría ser el de Maradona, pura magia en el campo, desolación fuera de ellos. Considerado uno de los mejores jugadores de la historia, aquel chaval que millones de personas veían en un vídeo manteniendo una pelota de tenis en el aire a base de toques con sus prodigiosos pies, fue decayendo en un jugador polémico, que se fue destruyendo a sí mismo. Un jugador que con apenas 22 años ganó su primer Mundial de fútbol y se plantó en Europa con las ansias del que quiere comerse el mundo.

Tras 2 años de buen fútbol, goles preciosos e innumerables trifulcas dentro de los campos de juego españoles, Maradona es traspasado al Nápoles debido a una sanción de 3 meses que la Federación española le había impuesto después de los bochornosos incidentes de la final de la Copa del Rey contra el Athletic de Bilbao.

En esta época en España es donde Maradona admite haber comenzado su adicción a las drogas, que prosiguió en sus gloriosos años en Italia, donde se le relacionó con la camorra napolitana y donde en su último año fue sancionado 15 meses por dar positivo por cocaína en un control antidopaje.

En el verano de 1992, cuando dicha sanción expiraba, Maradona ficha por el Sevilla y a partir de entonces comienza a caer el gigante, con caídas constantes en la drogas y polémicas públicas, entre las que se encuentra el disparar perdigones a la prensa que estaba en la puerta de su domicilio.

Un Dios en el fútbol, considerado como tal en su tierra, capaz de hacer llorar a un comentarista de televisión cuando narra el gol más impresionante en la historia de los mundiales, pero también una persona para olvidar, para no imitar, una persona que siempre ha tenido equipos que le querían,como jugador, entrenador o lo que fuera, y él siempre ha vuelto a caer.


Y no podía faltar el personaje que está en boca de todos en las últimas semanas, que todo el mundo llora y alaba, del que hasta hace unas semanas nadie se acordaba: MICHAEL JACKSON.

Qué se puede decir de él, cuando todo el mundo pensaba que no podían salir nuevos reyes después de Elvis, los Beatles o los Rolling Stones, aparece un chaval con cara de ángel que lleva a todo el mundo a "caminar por la Luna".

Un cantante que eleva el videoclip a la categoría de superproducción, el baile a las más altas esferas y la capacidad de emocionar y divertir con sus canciones recorren cada rincón del mundo. Basta decir que se cree que ha vendido más de 750 MILLONES de discos, y como el todo el mundo puede presuponer, esa cantidad no va hacer otra cosa que crecer exponencialmente en los próximos años.

Pero Jackson también tuvo un lado no tan esplendoroso, donde las demandas por abusos sexuales a niños y sus excentricidades con las operaciones estéticas estaban a la orden del día.

Bien es cierto que siempre se le declaró inocente en todas las acusaciones judiciales, algunas de ellas previo pago de inmensas fortunas a las familias de los niños afectados, y quizá nunca se llegue a saber a ciencia cierta si tales acusaciones eran verdaderas o simples argucias de los padres por estafar al cantante, pero sí que no hay duda de que la imagen de Jackson se vio deteriorada con cada acusación, con cada duda que se cernía sobre su mansión en donde miles de niños disfrutaban de un mundo de fantasía en compañía del cantante.

En lo referente a su estética, al margen del debate de si realmente sufría una enfermedad que le destruía la melanina de la piel o si se sometió a un proceso de blanqueamiento de la piel, hay que mencionar que los cambios que sufrió en su aspecto, desde la nariz hasta el pelo, la imagen exterior del cantante distaba mucho de la del joven con calcetines blancos y zapatos negros que bailaba y cantaba con tanta naturalidad que parecía que esa era su forma de respirar.


Todos grandes genios, adelantados a su época se podría decir, en lo más alto de la montaña, tan arriba y al mismo tiempo tan abajo, referencia de niños y adultos, de jóvenes y viejos, que permanecerán en el recuerdo, en la memoria, en el olvido.


Y como no quiero despedirme con este aire tan dramático, quiero hacer referencia a un chiste que escuché en el programa Saturday Night Live y que se puede aplicar a este tema de los grandes ídolos:

-Michael Phelps pide disculpas por las fotos publicadas esta semana en las que se le puede ver fumando marihuana. No se preocupen, padres del mundo, si su hijo les dice: "Papá, Phelps fuma marihuana, ¿puedo fumar yo también?"

-Claro hijo mío, cuando ganes 8 medallas de oro en unas olimpiadas.

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