Cada sábado, gracias a mi dedicación al arbitraje en el mundo del baloncesto, vivo innumerables situaciones que van desde las más curiosas y divertidas hasta las más frustrantes o desagradables que uno pueda imaginar.
En cuanto a las divertidas tampoco hay mucho que contar, simplemente que un jugador salga corriendo hacia su propia canasta, o que le dé el balón en la cabeza cuando va corriendo...o cualquier historia que ocurra en las categorías de los más pequeños, donde aquello que piensas que no podría llegar a ocurrir, ocurre.
Y en cuanto a las situaciones desagradables, desafortunadamente en cualquier deporte, en cualquier categoría y en cualquier lugar del mundo suceden casi a diario y por tanto no tiene sentido que hoy le demos más relevancia.
Pero lo que sí quiero tratar más en profundidad son aquellas situaciones frustrantes desde el punto de vista de un árbitro, porque sé que cualquier jugador/entrenador puede enumerar millones de acciones desesperantes de los árbitros (las cuales comparto al 100%), como que llegue tarde al partido, que se haya olvidado el cronómetro, que esté quieto todo el partido...y así mil cosas más.
El pasado fin de semana arbitré en un colegio que, a causa de la escarcha, tenía casi totalmente empapado el suelo del patio; concretamente, tenía dos campos grandes de baloncesto de los cuales uno y medio tenía el suelo mojado.
La cuestión es que el partido que yo tenía asignado se iba a celebrar en el campo "medio seco" y por tanto tenía esperanzas de que se jugara, hasta que me encontré con el entrenador local que me dijo "No se va a jugar, porque no voy a barrer; este suelo es imposible..."
Curiosamente tras aplazar dicho partido, los otros dos equipos que iban a jugar en el campo mojado pasaron a esa cancha y se pusieron a barrer las zonas que tenían agua, pudiendo jugar su encuentro finalmente.
Y esto me resulta desesperante porque si yo que soy el árbitro tengo ganas de que se juegue el partido, más tendrían que tener aquellos que entrenan durante días y días exclusivamente para disputar dichos partidos...y aunque muchos puedan pensar que los árbitros prefieren aplazar los encuentros para cobrar más, les tengo que decir que ese no es mi caso (aunque no dudo que seguro que hay árbitros que suspenden los partidos a la mínima para cobrar más dinero).
Desde mi punto de vista, no hay nada más frustrante que llegar a un colegio (en mi caso, tengo que estar media hora antes del inicio), ver que el suelo está mojado pero además es que no hay nadie barriendo para intentar jugar el partido, y cuando empiezan a llegar lo primero que dicen es que ni siquiera van a intentar barrerlo aunque esté saliendo el sol; es más, en varias ocasiones me ha ocurrido que un partido no se juega porque no quieren barrer pero los del partido siguiente sí que deciden quitar el agua y pueden jugar.
Y para que no parezca que todo el mundo está dentro del mismo saco, también quiero decir que hay colegios en los que cuando llego ya están los jugadores y el entrenador barriendo el agua y el campo está prácticamente seco porque han llegado con antelación para poder jugar el partido.
Por eso digo que en cualquier faceta de a vida, si no tienes ganas...lo demás da igual.
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