jueves, 25 de noviembre de 2010

Consecuencias invisibles

No quiero que resulte cargante este tema, ni tampoco que dé la impresión que mi punto de vista está vulnerado...pero quiero seguir defendiendo la labor de algunos árbitros.

No de aquellos que sólo arbitran pensando en el dinero que reciben por cada partido, ni de aquellos que lo hacen con una clara parcialidad hacia uno de los dos equipos, bien sea por simpatía hacia uno o por aversión hacia el rival...y en general no lo hago por aquellos árbitros sin ilusión, que no permiten que nadie les hable y que consideran que no tienen nada nuevo que aprender y que son infalibles, lo cual trae consigo una aplicación incorrecta del reglamento.

A este último respecto, y sin que suene a exageración, cada viernes por la tarde vuelvo a leerme el reglamento una vez más (no en su totalidad, pero sí aquellos puntos más conflictivos) y hago especial hincapié en las especificaciones puntuales de las reglas que en la última jornada me generaron dudas; es decir, a lo largo de una temporada puedo leerme el reglamento del orden de 30 veces...y a pesar de esto se me siguen escapando cosas en los partidos.

El principal tema de este artículo trata de las sensaciones que me dejan los partidos al llegar a su conclusión: en la mayoría de ocasiones alguien tiene que reprocharle alguna decisión al árbitro.
No es que esté diciendo que lo hagan sin razón, pero quiero ir a la raíz del asunto:

*Si al finalizar un partido le preguntas a un aficionado/jugador/entrenador que te diga al menos 10 errores que ha cometido el árbitro, ninguno de ellos tendrá problema en hacerlo.
*En cambio si les pides que te digan 10 errores cometidos por SU entrenador/jugador, lo más seguro es que te digan "hombre...cuando quitó a pepito y nos metieron 6 puntos seguidos..." o "...cuando no pidió tiempo muerto en el 2º cuarto..." o "...cuando fulanito se tiró 4 triples seguidos...", pero no serán capaces de decirte más.

Lo que quiero decir es que los errores cometidos por los entrenadores/jugadores, a no ser que sean flagrantes (es decir, sacar un quinteto de "bajitos" contra jugadores de 2m, poner una defensa en zona y que te metan 20 puntos sin que cambies la defensa, que un jugador se tire 10 triples y no meta ninguno o que pierda 15 balones seguidos...) casi nadie se acuerda de ellos.

Por ejemplo, si un equipo pierde de 2 puntos a falta de 14 minutos para el final, y en el siguiente ataque menganito se tira un triple a los 5 segundos de posesión y lo falla, el rebote para el otro equipo que consigue un 2+1; es decir, de poder empatar pasas a estar a -5.
O resulta que pierdes de 3 puntos y estás en el segundo cuarto, el entrenador decide poner una zona presionante 1-3-1 y el otro equipo la salva sin problemas consiguiendo canasta en los cinco ataques siguientes; es decir, de estar igualado pasas a perder de más de 10 puntos.

Y es a esto a lo que me refiero: si estas dos situaciones se producen cuando quedan un par de minutos para la conclusión, todo el mundo reconocería que ha existido un "fallo", pero como tienen lugar en medio del partido nadie ve las consecuencias, o lo que es lo mismo, existen unas "consecuencias invisibles".

Ahora bien, haga lo que haga un árbitro, ya sea en el primer cuarto o en el último minuto, siempre va a quedar en la retina de todo el mundo: pasos, tres segundos en zona, falta en ataque...siempre habrá alguien que se acuerde de esa acción.

Por eso digo que me resulta injusto que todo el mundo achaque las malas actuaciones de los equipos/jugadores, o las derrotas a las decisiones de los árbitros (que muchas veces se hace con toda la razón, básicamente porque son árbitros de los que descarté al principio del artículo), mientras que nadie hace una reflexión más en profundidad intentando saber si el resultado final ha venido provocado exclusivamente por los errores del árbitro o quizá los jugadores y entrenadores también han colaborado a ello con decisiones poco acertadas.

Por este motivo quiero aclarar que todas y cada una de las decisiones de un árbitro tienen unas consecuencias palpables mientras que las acciones de los entrenadores y jugadores, en muchas ocasiones, traen consigo unas consecuencias "invisibles" que se pierden en el olvido...
Y esto sólo se arreglará de un modo: reconocer que todos somos humanos y nos equivocamos; ahora bien, si se hace con intencionalidad o porque piensas que lo sabes todo...entonces las consecuencias, además de visibles, serán dañinas (y eso, a parte de perjudicar a la competición, los equipos y todo lo que rodea al deporte en sí, no hará ningún bien a aquellos que disfrutamos arbitrando).

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