jueves, 9 de diciembre de 2010

Amenaza constante

El viernes pasado se vivió uno de los episodios más tristes y surrealistas de la era moderna de nuestra sociedad, cuando unos trabajadores decidieron "secuestrar" a miles de ciudadanos.

Pero esta situación no es nueva en España puesto que cada vez que se acercan las vacaciones, ya sean de Navidad, Semana Santa, verano o un simple puente, algún colectivo relacionado con el transporte decide amenazar con ir a la huelga con la intención de sembrar el caos entre la población y que los dirigentes políticos se sometan a su voluntad.

No es raro encontrar una amenaza de este tipo de algún sector relacionado con los peajes, trenes, aeropuertos... con el único propósito de atemorizar a los ciudadanos que tengan la intención de usar ese medio de transporte y así obligar a los políticos a concederles sus peticiones.

Y no es que esté negando un derecho como lo es la huelga, sino que me gustaría diferenciar entre una huelga "legal" y aquello que se urdió el pasado viernes: lo que no es legal, ni casi diría humano, es que unas personas decidan abandonar su puesto de trabajo en una especie de "huelga invisible", más aún cuando a diario hacen algo similar cancelando o retrasando infinidad de vuelos.

La cuestión es que esa medida no puede ir acompañada de miles de familias encerradas en el aeropuerto, incluyendo bebés y personas mayores, que habían planeado unos días de descanso y diversión que se tornaron en una pesadilla.

Porque estoy seguro que muchas de las personas allí tiradas han tenido que trabajar muy duro para poder pagar esos billetes o esas vacaciones (porque no todo el mundo cobra el sueldo que un controlador aéreo), y porque una serie de personas quieran protestar no se puede cometer una atrocidad de proporciones enormes.

Y aunque pueda parecer demagogo, planteo esta situación hipotética:

*Soy entrenador de judo y un día de clase, cuando tengo a todos los niños en el gimnasio, decido irme a casa porque el colegio no me paga suficiente; ¿qué pensarían los padres del hecho de que sus hijos hubieran estado abandonados durante toda la tarde? ¿Les parecería correcto por el hecho de que estuviera protestando por mi sueldo?
Y si todos los niños fueran hijos de controladores aéreos, ¿entonces ellos darían el visto bueno a mi decisión?
Al fin y al cabo, he protestado del mismo modo que ellos hicieron el viernes, e incluso he tomado la misma determinación al no importarme lo más absoluto el resto de personas que me rodean.
Por esa regla de tres, el mecánico que arregla el coche de un controlador aéreo puede decidir un día no comprar las piezas que necesita porque considera que el gobierno le cobra muchos impuestos...o el panadero puede darle las barras de pan sin cocinar porque paga demasiado a Hacienda...y entonces entraríamos en el estado siguiente al "estado de alarma": el estado de amenaza constante.

Por eso opino que no se puede optar por este sistema de amenazas y coacciones para conseguir todo lo que uno cree que es "justo", porque al final terminaremos volviendo a la época de los gángters o el lejano oeste.

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