viernes, 1 de abril de 2011

¿Son útiles las estadísticas deportivas?

No es extraño encontrar en cualquier página web o medio de comunicación miles de datos acerca de un determinado evento deportivo e incluso sobre un partido o enfrentamiento concreto.

Por ejemplo, en los partidos de fútbol aparecen estadísticas como la longitud recorrida por un jugador o el porcentaje de acierto en los pases, así como el número de tarjetas amarillas que recibe un determinado equipo en cada partido llegando a concretar dicho número para un adversario específico o un árbitro determinado.


Otro ejemplo claro de estadísticas deportivas es el tenis, donde constantemente aparecen los puntos ganados de revés, la efectividad en el saque o los errores no forzados, entre otras cosas. Y así podríamos enumerar casi todos los deportes del mundo (a excepción de los acuáticos, el atletismo, las artes marciales... donde resulta difícil encontrar estadísticas al margen de los tiempos personales o victorias de cada deportista) desde el balonmano al hockey sobre hielo pasando por otros como el fútbol americano o el voleibol.


Pero un deporte por excelencia en materia de realizar estadísticas es el baloncesto, donde se puede cuantificar casi cualquier acción dentro de un partido; a los más típicos conceptos como puntos, rebotes, asistencia, porcentaje de tiros y demás, se podrían añadir múltiples variables combinatorias. Es decir, al final de un partido se puede medir la "valoración" de un jugador sumando los aspectos positivos (puntos, rebotes, asistencias, faltas recibidas...) y restando los negativos (balones perdidos, tapones recibidos, tiros fallados...), lo cual puede ser un indicativo más o menos fiable del rendimiento de un jugador.


¿Dónde quedan entonces la defensa, la dirección del equipo, la creación de espacios y otros intangibles que se quedan en el anonimato? Una manera que creo que podría solventar este vacío la adopté del hockey sobre hielo americano, donde aparece una nueva categoría denominada "+/-"; el funcionamiento es sencillo: cuando nuestro equipo mete un gol, los jugadores que están sobre el campo reciben un +1 mientras que si encajamos un gol, aquellos que estaban jugando en ese momento reciben un -1.


Algo similar se podría aplicar al baloncesto (o balonmano, hockey patines, hockey hierba, etc) para determinar aquellos jugadores con los que el equipo tuvo una dinámica positiva, al margen de la valoración que consiguiera cada uno de ellos; por ejemplo, un jugador puede hacer una valoración de +2 y tener un +15 en la categoría de +/- y un compañero puede tener un +18 en valoración personal pero un -6 en el otro apartado.


Y si uno quiere afinar más se puede recurrir a la combinación de valoración y +/- por cada minuto jugado, puesto que un jugador puede promediar +14 de valoración por partido jugador pero un +1,3 por minuto disputado, mientras que otro jugador que no cuenta con muchos minutos puede tener una valoración global de +4 en cada partido disputado y un +2,5 por minuto.


¿Todos estos números para qué? ¿Por qué hago esta pregunta? Sencillo: la mayoría de entrenadores no son muy afines a las estadísticas puesto que piensan que el concepto global del juego se ve reducido a algo "simple" restándole atractivo al deporte. En mi opinión es comprensible esta postura si un entrenador basa todas sus acciones y decisiones en una simple hoja de cálculo, pero también se pueden sacar ayudas muy valiosas.


¿No merece contar con más minutos el jugador que, a pesar de tener una valoración global inferior al resto, cuenta con una valoración por minuto jugado superior al resto? Podría ser que dicho jugador se caracterice por su explosividad y rinda mejor en períodos cortos de tiempo, pero también puede darse el caso de que dicho jugador esté pidiendo a gritos más peso dentro del equipo.


¿No habría que ver la afinidad y coordinación óptima que existe entre nuestros jugadores en función de los +/-? Es cierto que puede darse el caso que en un determinado partido y en un momento concreto del mismo haya un quinteto que funcione a la perfección, pero nada más; o también puede ser que determinados jugadores tengan un rendimiento mejor cuando forman parte de un equipo concreto.


Y si alguien quiere rizar el rizo, a las estadísticas anteriores se pueden añadir otras categorías donde para cada jugador se indique la valoración y el +/- en función de cada compañero; es decir, menganito promedia +2 de valoración y tiene un -3 cuando está en cancha con pepito, un +4 y un +7 con fulanito... y así para toda la plantilla (no es tan complicado puesto que las estadísticas de menganito con pepito son las mismas que las de pepito con menganito).


Pero a pesar de toda esta disertación a favor de las estadísticas "usadas con lógica" (que es mi postura, por si alguien no lo había pillado) al final siempre ocurre lo mismo: cada uno hará lo que quiera, desde cuadricular al equipo como simples autómatas hasta prohibir tirar a canasta a los "no buenos" del equipo.



Frase de un compañero de clase para reflexionar un rato (a raíz del asunto de la deuda de Islandia): *Si le debes 600.000€ al banco, tienes un problema. *Si le debes 600.000.000.000€ al banco, es el banco el que tiene el problema.

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