Para aquellos que hayan entrado en este blog en los últimos días, quizá les haya llamado la atención la desaparición de la anterior entrada en la que hacía una previa de la 1ª Nacional Femenina de baloncesto y la quiniela de la primera jornada de la misma... pero ayer llegó la gota que colmó el vaso.
Realmente no he eliminado ese artículo, sino que lo he editado borrando todo su contenido para escribir esto que estás leyendo, dándole así un sentido simbólico a esta decisión.
Ayer por la tarde acudí a ver el partido que enfrentaba a CREF y Getafe, y al final del encuentro parecía más un partido entre Galatasaray y Fenerbahçe que un encuentro de la tercera división de baloncesto femenino español.
En los últimos años he asistido a una creciente tendencia hacia el odio encarnizado entre aficiones, clubes, entrenadores y jugadores llegando a escuchar frases del tipo "siempre hay bronca en tal estadio" o "es un equipo muy guarro" en categorías como benjamín o alevín, pasando a verdaderos espectáculos bochornosos en categorías superiores.
No quiero entrar en señalar con el dedo hacia los culpables del conflicto que sucedió ayer (por fortuna me marché nada más terminar el partido porque jugaba el AC Milan y no presencié la trifulca final en la que las jugadoras locales subieron a la grada a enfrentarse a unos aficionados visitantes, con la consiguiente reacción del equipo rival que también se sumó al espectáculo), pero es raro el partido en el que no hay un aficionado que grita sandeces contra los árbitros o una jugadora, creyéndose la reina del mambo por sus años de experiencia o por tener un determinado nombre dentro de la categoría, se pavonea dentro del campo y es capaz de hacer los gestos que quiera sin que los árbitros tomen medidas disciplinarias.
Por todos estos motivos he decidido que no quiero volver a presenciar un partido de deporte amateur, sea cual sea la edad, el club o la disciplina, ya que me da la sensación que en cualquier momento me va a tocar salir corriendo para evitar que me tiren una silla o que algún "machito" venga a recriminarme algo que le haya parecido grosero (como sucedió ayer en el partido; honestamente, si te molesta algo, llamas a la policía y pones una denuncia contra la persona que crees que le ha faltado al respeto a un jugador, sin necesidad de montar una escena de tipo mafioso en las gradas intentando intimidar a la gente).
Como dijo Diógenes de Sinope: "cuanto más conozco a la gente, más quiero a mi perro".
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