No quiero plantear este artículo como un recuerdo nostálgico de mi infancia ni dar un discurso dramático con aromas rancios del pasado; lo único que quiero es mencionar, siempre con ironía y simpatía, los cambios que se han producido principalmente en el sector más joven de la sociedad y en el modo de vivir la vida.
*Antes, en todo un colegio lo normal es que hubiera un par de alumnos repetidores; ahora lo raro es que haya un par de alumnos de la edad correcta en la clase indicada. Baste decir que ahora los institutos están construyendo aparcamientos en los aledaños debido a la cantidad de alumnos que van en coche a clase...
*En mi época de colegio, a aquellos compañeros que suspendían asignaturas les suponía un varapalo (excepto los típicos que pasaban de todo, que esos serán una constante en nuestra sociedad); en cambio ahora incluso está de moda que te queden asignaturas, te da "pedigrí" o te hace ser más "malo".
*Cuando yo iba al colegio, la mayoría de gente tenía actividades extraescolares (fútbol, baloncesto, piano, inglés, pintura...) y casi todos, exceptuando los pasotas de antes que se pasaban las tardes en el ordenador, no tenían problema alguno para llevar los estudios al día (unos necesitaban una hora al día, otros necesitaban cuatro).
Lo curioso es que hoy en día, donde lo raro es que algún chaval tenga algo que hacer por las tardes, el discurso más repetido es: "es que tengo mucho que estudiar... es que ayer no me dio tiempo... es que estoy cansado..."
*Cuando el profesor (o entrenador del equipo) te castigaba, tus padres te decían "algo habrás hecho"; en cambio ahora los padres se vuelven locos cuando sus hijos les dicen:
-Va el loco del profesor de mates y me suelta: "Por favor, siéntese y cállese".
-¿Cómo? ¿Qué te ha dicho "por favor"? Lo voy a machacar.
*Entrando en algo más personal, recuerdo que cuando era pequeño sólo podía jugar al ordenador los viernes y los fines de semana, estuvieran mis padres delante o no; es decir, no necesitaba a nadie que me vigilara porque yo, al igual que mis amigos, respetábamos lo que se nos decía.
En cambio ahora, me quedo pasmado cuando oigo a los padres decir que tienen que poner contraseña al ordenador o llevarse el cable de la consola para "asegurarse".
Sobre todo no quiero caer en esa demagogia o cinismo de algunos que siempre sueltan el discurso del "es que nos quieres prohibir todo".
La cuestión es que ahora "todo vale", es la cultura de la "libertad total"; es decir, que mi hijo se vaya lejos de casa y a mí no me dé el coñazo en casa que estoy viendo el fútbol (aunque eso implique que se siente en el coche del vecino, o queme papeleras, o robe en el mercado...)
Me resulta incluso una falta de respeto oír a esos padres que se llevan las manos a la cabeza cuando les sucede algo a sus hijos (que según ellos son una bendición del cielo) y al preguntarles si sabían que su hijo trapicheaba con drogas o que su hija salía con chicos mucho mayores que ella, se les queda cara de tontos y sueltan el típico: "será culpa del Paco (de la Lore, del tuercas,etc) que siempre le ha llevado por mal camino"
Mirándolo por el lado egoísta a muchos les beneficia, en parte, el cambio (a peor) que está sufriendo la educación española: de aquí a diez o veinte años, entre los que tengan el cerebro machacado a base de alcohol y/o drogas y los que se aburren leyendo un libro de "Teo va al..." porque les parece un "tocho insufrible", la competencia en el mercado laboral será ínfima para aquellos que sean capaces de progresar.
La parte negativa es que ese descenso en la producción de gente "válida" hará que España vaya hacia atrás en su progreso y en su calidad de vida, obligando a la población con expectativas de futuro a abandonar su país.
jueves, 19 de enero de 2012
sábado, 7 de enero de 2012
Sinvergüenzas inexplicables
Antes de nada, y ya que toda la gente que sale en televisión o en otro medio de comunicación hace lo propio, voy a dar mi cuenta de twitter para el que le interese: @84thor.
Me gustaría plantear la dudas e incógnitas que me han asaltado a raíz del "caso Urdangarín", siendo la principal: ¿por qué?
A nadie se le escapa que en nuestra sociedad hay una clase de personas fácilmente identificable: los caraduras, sinvergüenzas, estafadores y/o gorrones.
Creo que todo el mundo, ya sea en su mundo laboral o en el día a día, ha convivido con este tipo de personas que suelen caracterizarse por un enorme egocentrismo que les lleva a buscar, por encima de otra cosa y a cualquier precio, su propio beneficio... y si es posible en cantidades inmorales, mejor que mejor.
Todos hemos visto en los medios de comunicación los casos de alcaldes, empresarios o políticos que desviaban fondos, hacían facturas falsas, no declaraban todos los ingresos, realizaban negocios "parciales" hacia otra persona que previamente había facilitado un "regalo de amistad"...
¿Y qué tienen en común la mayoría de ellos? Que son unos miserables, que no tienen donde caerse muertos y que tras la fachada de ostentación sólo hay un cateto que no sabe donde empieza su cabeza y acaba su trasero.
Entonces, ¿por qué Urdangarín ha decidido entrar en tan selecto club? ¿Qué necesidad tenía de meterse en ese tipo de negocios?
De todas las personas sobre la faz de la tierra, aquellas que están relacionadas con las monarquías son las que menos necesidad tienen de "recolectar" dinero ajeno... pero al parecer han sido varios los aristócratas que han sido pillados con transacciones no demasiado lícitas.
¿Qué lleva a una persona que tiene el futuro resuelto a robar?
La codicia, la avaricia, la falta de escrúpulos... y el no tener el mínimo respeto hacia las personas que, quieran o no, deben pagar con sus impuestos los salarios de la familia real, que a día de hoy tiene la misma función que el belén: adornar la casa en Navidad y pasarse el resto del año pintando la mona.
Me gustaría plantear la dudas e incógnitas que me han asaltado a raíz del "caso Urdangarín", siendo la principal: ¿por qué?
A nadie se le escapa que en nuestra sociedad hay una clase de personas fácilmente identificable: los caraduras, sinvergüenzas, estafadores y/o gorrones.
Creo que todo el mundo, ya sea en su mundo laboral o en el día a día, ha convivido con este tipo de personas que suelen caracterizarse por un enorme egocentrismo que les lleva a buscar, por encima de otra cosa y a cualquier precio, su propio beneficio... y si es posible en cantidades inmorales, mejor que mejor.
Todos hemos visto en los medios de comunicación los casos de alcaldes, empresarios o políticos que desviaban fondos, hacían facturas falsas, no declaraban todos los ingresos, realizaban negocios "parciales" hacia otra persona que previamente había facilitado un "regalo de amistad"...
¿Y qué tienen en común la mayoría de ellos? Que son unos miserables, que no tienen donde caerse muertos y que tras la fachada de ostentación sólo hay un cateto que no sabe donde empieza su cabeza y acaba su trasero.
Entonces, ¿por qué Urdangarín ha decidido entrar en tan selecto club? ¿Qué necesidad tenía de meterse en ese tipo de negocios?
De todas las personas sobre la faz de la tierra, aquellas que están relacionadas con las monarquías son las que menos necesidad tienen de "recolectar" dinero ajeno... pero al parecer han sido varios los aristócratas que han sido pillados con transacciones no demasiado lícitas.
¿Qué lleva a una persona que tiene el futuro resuelto a robar?
La codicia, la avaricia, la falta de escrúpulos... y el no tener el mínimo respeto hacia las personas que, quieran o no, deben pagar con sus impuestos los salarios de la familia real, que a día de hoy tiene la misma función que el belén: adornar la casa en Navidad y pasarse el resto del año pintando la mona.
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