Tras más de un mes de silencio por diversos motivos que me han mantenido demasiado ocupado, aquí vuelvo con un tema de vital importancia.
El caso que voy a relatar seguro que mucha gente que a menudo utiliza el metro lo ha sufrido en numerosas ocasiones, porque seamos sinceros, el metro está lleno de gente pesada e ignorante a más no poder; pero no quiero que se entienda por el lado de la polémica esta afirmación: la ignorancia a la que me refiero está por todas partes, pero en el metro, transporte que yo utilizo, es donde más lo veo.
El caso que voy a relatar seguro que mucha gente que a menudo utiliza el metro lo ha sufrido en numerosas ocasiones, porque seamos sinceros, el metro está lleno de gente pesada e ignorante a más no poder; pero no quiero que se entienda por el lado de la polémica esta afirmación: la ignorancia a la que me refiero está por todas partes, pero en el metro, transporte que yo utilizo, es donde más lo veo.
¿Qué sucede cuando el tren llega a una estación y vemos que una persona ya está en la puerta? ¿Qué pensamos que va a hacer? Efectivamente, lleva 2 minutos apretando el pulsador que abre la puerta, muchas veces incluso antes de que el tren haya entrado en la estación.
Vamos a ver si entendemos una cosa, pequeños melones: hace años algunas líneas de metro incorporaron vagones que tenían un botón en un lado de la puerta o una palanca en el centro de la misma con el fin de que sólo fueran abiertas las puertas por las que fueran a entrar o salir gente. Y da igual cuándo empieces a apretar el botón, hasta que el tren no se detiene la puerta no se va a abrir.
Fue entonces cuando llegaron los vagones más modernos con un botón rodeado por lucecitas amarillas que se encendían en el momento en que SÍ podías apretar el botón para abrir la puerta, ya que si lo apretabas con las luces apagadas ¡¡OH SORPRESA!!, la puerta no se abre.
Vamos a ver si entendemos una cosa, pequeños melones: hace años algunas líneas de metro incorporaron vagones que tenían un botón en un lado de la puerta o una palanca en el centro de la misma con el fin de que sólo fueran abiertas las puertas por las que fueran a entrar o salir gente. Y da igual cuándo empieces a apretar el botón, hasta que el tren no se detiene la puerta no se va a abrir.
Fue entonces cuando llegaron los vagones más modernos con un botón rodeado por lucecitas amarillas que se encendían en el momento en que SÍ podías apretar el botón para abrir la puerta, ya que si lo apretabas con las luces apagadas ¡¡OH SORPRESA!!, la puerta no se abre.
He aquí el sufrimiento que hay que aguantar: el tren llega a una estación, me sitúo en la puerta y espero a que se enciendan las luces; por algún motivo el tren está parado y las luces no están encendidas (quizá porque tenga que retroceder un poco hasta el lugar adecuado) y es en ese momento cuando una mano me rodea el cuerpo para apretar de manera compulsiva y frenética el botón. Claro que en alguna de las miles de pulsaciones da la casualidad que las luces se encienden y la puerta se abre, produciéndose entonces la paradoja máxima: el personaje en cuestión suelta un resoplido a modo de "Menudo pardillo, no sabe abrir una puerta; si no es por mí estamos aquí hasta año nuevo".
Aunque también está la situación de las estaciones de doble andén, es decir, el vagón abre las puertas de ambos lados; baste decir que muchas veces se abre un lado antes que el otro con el fin de permitir que la mayoría de viajeros que salen por un lado evacúen antes de que entre la mayoría de viajeros por el otro. Pero esto también produce nerviosismo en estos personajes ya que si están esperando en una puerta y ven que se abre la contraria, empiezan a pulsar el botón de manera irracional a modo de "madre mía, no se abre la puerta de mi lado; me voy a quedar encerrado para siempre en este tren".
Aunque también está la situación de las estaciones de doble andén, es decir, el vagón abre las puertas de ambos lados; baste decir que muchas veces se abre un lado antes que el otro con el fin de permitir que la mayoría de viajeros que salen por un lado evacúen antes de que entre la mayoría de viajeros por el otro. Pero esto también produce nerviosismo en estos personajes ya que si están esperando en una puerta y ven que se abre la contraria, empiezan a pulsar el botón de manera irracional a modo de "madre mía, no se abre la puerta de mi lado; me voy a quedar encerrado para siempre en este tren".
Sólo decir a esta gente que yo entiendo su grado de estupidez e ignorancia, es más, comprendo que en el mundo tiene que haber de todo pero por favor, resoplidos los justos ya que no vaya a ser que con tanto soltar aire se vaya a escapar la neurona buena que les queda.
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